El hombro doloroso es una lesión común, especialmente si se realizan trabajos manuales (usar un martillo repetidas veces) o deportes con gran impacto en el brazo, como la natación, halterofilia o lanzamiento de peso. Generalmente se siente dolor al separar los brazos del cuerpo y dificultad para moverlos.

El hombro doloroso puede darse por dos causas: la inflamación de la bolsa subacromial, una especie de bolsa rellena de líquido situada bajo el extremo de las clavículas, o la inflamación de los tendones del hombro, llamada tendinitis del manguito de rotadores.

En la mayoría de las ocasiones lo más correcto sería reposar hasta visitar a un especialista. El especialista suele prescribir ejercicios de fisioterapia y rehabilitación, así como antiinflamatorios y calmantes si el dolor es muy fuerte. Sin embargo, en ocasiones, debe operarse si el dolor no remite o si el grado de inmovilización que sufrimos en el brazo es muy alto.

La cirugía artroscópica de hombro es la más adecuada, existiendo clínicas especializadas.

En el caso de la cirugía para el hombro doloroso, el cirujano inspeccionará el interior del hombro introduciendo el artroscopio por una incisión mínima. Tras ello, repara el tejido dañado y consigue restaurar la funcionalidad del hombro en el mayor grado posible sin producir daños a otros tejidos, gracias a una intervención mínimamente invasiva.

En el caso de la bolsa subacromial, se suele limpiar la zona y eliminar elementos que provoque la inflamación, como calcificaciones, tejido engrosado o cicatrizado y espolones de hueso. Si se trata de una rotura tendinosa, se pueden volver a unir los tendones de forma correcta fijándolos con una especie de remaches. Para estas operaciones se suelen realizar otras pequeñas incisiones para introducir instrumental de máxima precisión.

En contadas ocasiones se utiliza la cirugía abierta debido al gran tiempo de recuperación que requiere, pero algunas lesiones muy graves en el hombro siguen necesitando de esta cirugía.