Santiago Casanova es uno de ellos, un especialista que acumula experiencia en los dos ámbitos. A sus treinta años, el valenciano ha pasado por grandes eventos deportivos como la Copa del América (2006 y 2007), el Mundial de Atletismo en Pista Cubierta (2008) , torneos de tenis masculinos de la ATP, (2008) y la Volvo Ocean Race 2008-09 con Puma Ocean Racing y, en la edición 2011-12, con el ganador Groupama Sailing Team. Desde febrero de 2013 suma un nuevo reto a su historial, la preparación física del equipo femenino sueco Team SCA. Conversamos con él desde la base de entrenamiento en Lanzarote para saber cómo progresa el equipo.
Pregunta – Estamos a un año de que arranque la Volvo Ocean Race, queda aún un largo camino. ¿Cómo se consigue el equilibrio para que el equipo alcance su tope físico sin llegar a la extenuación antes de la salida en Alicante?
Respuesta – Es muy importante la comunicación con las chicas. Intento observar su comportamiento, la energía que desprenden y escuchar lo que me comunican. La gente se cansa y lo último que queremos es llegar a un síndrome de sobre-entrenamiento, que también es posible, porque es fácil apretar demasiado y no dar respiro. Para evitarlo tienes que llegar a conocer a cada una de las chicas, ganarte su confianza para que te comuniquen como se sienten, para saber si tengo que darles descanso o puedo seguir apretando.
P – ¿Cree que el equipo cuenta con el tiempo suficiente para prepararse?
R – Venimos entrenando desde principios de año. Tenemos un equipo muy completo y con todo lo que podamos necesitar a nuestra disposición. Le llevamos muchísima ventaja a cualquier equipo. Gracias al barco de diseño único todos vamos a partir por igual. La preparación física es una de las cosas que nos va a diferenciar.
P - A lo largo de su carrera ha trabajado con diferentes deportistas en distintas disciplinas, ¿en qué se diferencia la preparación de un navegante de la Volvo con la de otro atleta?
R – Cualquier otra disciplina es muy especializada, por tanto es más fácil encauzarlo y confiar en la capacidad técnica de cada persona. Aquí es diferente. El trabajo que las chicas tienen que hacer a bordo es muy variado y tienes que tocar todos los aspectos físicos, necesitas fuerza, resistencia, potencia, flexibilidad… y además tienes que saber llevar un barco lo más rápido posible. Lo bonito de esto es que tienes que moldear a una persona que no sea ni el mejor saltador, corredor o levantador de peso, pero que pueda levantar mucho peso, sepa correr de forma decente, y pueda saltar con agilidad. No se trata de ser el mejor en algo, pero que sea bueno en todo. Un deportista completo.
P - ¿En qué consiste la preparación física?
R - Entrenamos entre cinco y seis días a la semana. Las sesiones arrancan a las siete de la mañana y duran entre 45 y 75 minutos, sin contar calentamiento y estiramientos. El trabajo varía cada semana, dependiendo del ciclo de entrenamiento, que suele durar un mes. Ahora mismo estamos haciendo una fase de hipertrofia, intentando aumentar la masa muscular y la fuerza. Después del entrenamiento en el gimnasio las chicas salen a navegar el resto del día.
P - ¿Cómo se programan los ciclos?
R – Es una programación diferente a la clásica porque estamos en un entorno donde no tenemos control de nuestros alrededores. Aquí dependemos del viento y podemos encontrarnos días en los que hay mucho viento y se trabaja más en el agua y días con poco viento en los que aprovechamos para trabajar más en tierra. Aquí hay que añadir que después del gimnasio hay una sesión en el agua que puede ser muy básica o extremadamente extenuante. Si estuviésemos en un entorno controlado, como en una oficina trabajando de 9 a 5, el progreso sería diferente.
P – Con tantos cambios, ¿cómo se hace para no perder el ritmo?
R – Trabajamos con un esquema que establece cuándo, cómo y qué clase de trabajo nos gustaría estar haciendo en qué momento. En base a ese programa vamos haciendo pequeñas modificaciones para adaptarnos.
P – ¿El entrenamiento es personalizado?
R – No, muy poco. El trabajo en el gimnasio es todos juntos y lo que cambian son las cargas. Obviamente hay chicas más fuertes que otras, por eso cada una tiene que encontrar espacio a parte para hacer un trabajo más personalizado, para intentar moldearse y encontrar el punto de estado óptimo que hemos decidido para ella.
P – Con la llegada del Volvo Ocean 65, ¿ha habido algún cambio en el entrenamiento para adaptarse al nuevo barco?
R – De momento vamos descubriendo nuevas características del barco y cómo se comporta la gente alrededor de esos nuevos aspectos. Intentamos incorporar todo eso que vemos a los entrenamientos en el gimnasio. Hemos visto que el escalón de la bañera a la cubierta es bastante alto. Lo más importante es que todas sean más flexibles de lo normal.
P – ¿Qué significa este proyecto para usted?
R – Para mí es un reto, es la primera vez que trabajo con un grupo de chicas. Si tienes en cuenta que en la última década los equipos femeninos habían desaparecido de la Volvo Ocean Race, te encuentras con que no tienes a un grupo de mujeres habituadas a los programas tan intensos de entrenamiento ni a los ciclos de tres años que están dominando los hombres en la Volvo Ocean Race o en otras competiciones mayores de vela. Este proyecto en sí es revelador y atractivo en muchísimos aspectos.
P - ¿Cómo se vive la regata desde su trabajo?
R – Con el tiempo creas unos vínculos muy fuertes con ciertas personas. Etapa tras etapa lo vives todo allí con el equipo de tierra, disfrutando y apoyando al equipo. Se vive de una forma muy divertida. Pasas el día chequeando la web de la Volvo Ocean Race para ver cómo va navegando el equipo. Inevitablemente va creciendo ese ardor de equipo como cuando sigues a tu equipo de fútbol o baloncesto. Es muy emocionante.
P – Después de dos campañas en la Volvo Ocean Race, ¿ha encontrado su pasión en la regata?
R – La Volvo es muy especial. Mezcla tantos aspectos bonitos que cualquiera mataría por encontrar un trabajo así. Para mí es precioso ver el mundo y formar parte de un equipo. Dar la vuelta al mundo no tiene palabras.