Un pequeño escalofrío recorrió la espalda de todos los espectadores. Ante sus ojos,
la pierna del baloncestista Kevin Ware se acababa de partir como el débil tallo de una planta. El público apartó la vista y sus compañeros de los Cardinals de la Universidad de Louisville se tiraron impotentes contra el parqué de la cancha. Las lágrimas brotaban de los ojos de los jugadores al oír los gritos desconsolados del joven escolta. La lesión era evidente: fractura abierta de tibia y peroné.
Cuando aterrizó en el suelo tras un fallido tapón a Tyler Thornton, de Duke, la tibia de Ware se quebró. El hueso rompió la piel y quedó al descubierto, pero Ware tuvo un último mensaje para sus colegas antes de ser
trasladado al hospital Metodista de Indiana: “Ganad esto por mi”. “No creo que hubiéramos podido superar lo que vimos si no fuera porque nos repetía que estaría bien”, relataba entre lágrimas Rick Pitino, su laureado entrenador, en la rueda de prensa posterior al partido que les clasificó para la semifinal de la NCAA (liga universitaria estadounidense). Esta noche, los Cardinals esperan ganarle a Michigan para dedicarle el trofeo de campeones a su compañero.
Horas después de sufrir la
fractura de tibia, los médicos le reubicaron los huesos y le insertaron una
varilla para fijar la articulación. La fractura dejó abierta una herida cutánea y
destrozó el periostio, la membrana que recubre el hueso y le suministra sangre, una cuestión esencial en estas lesiones. Este tipo de roturas tardan varias semanas más en curar, existe una mayor posibilidad de infección y en numerosas ocasiones se necesita una segunda operación porque no ha soldado bien.
¿Por qué se fracturó así la tibia de Kevin Ware? Parece que ya había una fractura de estrés
Estas fracturas óseas son más comunes en choques violentos, como las colisiones entre jugadores o incluso accidentes automovilísticos. En este caso, por lo tanto, los especialistas creen que existía una
fractura previa por estrés, una fisura fina en la zona provocada por cargas repetidas y prolongadas. Y es que la simple caída tras el salto y una posible torcedura no pueden destrozar de esa forma la pierna de un joven de 20 años, a no ser que el área ya estuviese debilitada. Es una lesión típica de final de temporada, pero que no acabará con su prometedora carrera en el baloncesto.
David Villa también sufría una fractura por estrés antes de romperse la tibia en el Mundial de Clubes. El delantero asturiano del Barcelona estuvo nueve meses apartado de los terrenos de juego y eso provocó que se perdiera la Eurocopa del pasado verano. De haberse
detectado previamente la fisura, un periodo de cuatro a ocho meses hubiese sido suficiente para recuperarse.
Pese a la espectacularidad de la lesión,
Kevin Ware volverá a las canchas. Se habla de ocho meses a un año. De momento ya camina con muletas y no hay duda de que está de buen humor. Cuatro días después de la lesión participó en el ‘late-night’ de
David Letterman y bromeó con lo que se le pasó por la cabeza en el momento de la fractura. “¡No tío! ¡Comida de hospital!”.