La luxación de hombro es una lesión que puede producirse por dos motivos. El primero es un
golpe que saque de su lugar el hombro. El segundo es debido a una inestabilidad en el hombro frecuente en algunas personas, que les hace tener
luxaciones de forma espontánea. La luxación tiene dos síntomas evidentes: el hombro está “hundido” y hay un gran dolor al mover el brazo.
El tratamiento normal de una luxación de hombro consiste, en el periodo más corto posible tras la lesión, en practicar
la maniobra de hipócrates. Esta maniobra consiste en tirar hacia abajo del hombro con tranquilidad, sin demasiada fuerza, mientras otra persona rodea la axila con una toalla y sube el hombro, en dirección contraria a la fuerza del compañero. Es de suma importancia que esta maniobra la realice un médico o enfermero porque
su mala práctica puede producir más lesiones en el afectado.
Tras las maniobras, se notará un alivio, aunque la zona se inflamará. En muchas ocasiones, algo de rehabilitación y reposo con un brazo en cabestrillo durante un tiempo pueden devolver al hombro al estado normal antes de la luxación. Sin embargo, en muchas ocasiones,
no se consigue solucionar del todo, quedándose el hombro más “suelto” de lo habitual, creando molestias como la pérdida de fuerza, dolores o recaída en una nueva luxación. Para estos casos, una buena opción será la reparación quirúrgica.
La más utilizada en estos casos es la
cirugía artroscópica, practicada por un especialista de hombro como el
Dr. Giménez Belmonte de Cartagena (Murcia). En este tipo de cirugía, con unas pocas incisiones mínimas, se pueden reparar los tendones y tejidos distendidos. Además, al ser un método poco invasivo, permite la vuelta a las actividades cotidianas pronto, con una recuperación casi completa si se siguen los consejos del médico. En el caso de
deportistas se aconseja practicar su disciplina con menos intensidad hasta la recuperación completa o no practicarla en absoluto.